Siempre he acudido a las citas de la vida con lo puesto. Cuando hace frío no llevo chaqueta, cuando hace calor no llevo gorra, y cuando voy por el monte y me lleno de mierda jamás llevo ropa de cambio. Soy de esa clase de persona que lleva el mismo número de calzoncillos que días se va de viaje y su neceser es un cepillo de dientes envuelto en papel Albal y un desodorante de bola metidos en el bolsillo exterior de la maleta.
Y orgulloso de ello. Qué rabia me da ver paraguas, guantes y bufandas en invierno. Casi tanto como ver a un gordo en bici más equipado que Indurain al ganar el tour o una vieja de pelo azul con botas y bastones Quechua andando a dos por hora como si estuviera escalando el K2. Qué gentuza. Qué manía de transformar todo en el sofá de casa. En invierno no pasan frío, en verano no les da el sol e irse de aventura es irse a Benidorm.
Pero algo ha cambiado en mí. Supongo que la edad, porque este año me voy a comprar una silla de playa. Sí, sí. Voy a ser de ésos que van a la playa con su silla. Un señor mayor. Incluso he estado estudiando cuál elegir y qué color me sentará mejor. Esto es importante, y hay que hacerlo bien: voy a pasar de la adolescencia a la vida adulta. Bueno, qué coño, voy a entrar directamente en la vejez. Qué maravilla.
Hasta ahora he acudido a la playa con la siguiente indumentaria: chanclas de piscina del Primark o los chinos, una riñonera con el móvil y las llaves, una cerveza metida en una bolsa del Lupa, un libro, que además suele ser grande y de tapa dura, y una toalla de baño pequeña sobre mis hombros en la que apenas quepo. Mi amiga Lucía dice que es una «toalla chochera», de ésas que se ponen colgadas al lado del bidé. Pero ese Félix murió, ahora va a ser un señor mayor.
Y qué ganas tengo de estrenarla. Por fin podré leer cómodamente sin tener que cerrar un ojo e intentar tapar el sol con el libro si me tumbo bocarriba o destrozarme las lumbares si me tumbo bocabajo. Podré comer sentado mi bocata y, en lugar de quemarme la nuca, se bronceará mi panza de señor. También fantaseo imaginándome sentado en mi trono de aluminio y tejido sintético observando a los plebeyos tumbados por el suelo. Pobres cuitados.
Todavía no la he comprado, pero ya noto los beneficios de la decisión. Mi vida ha dado un giro radical. Ahora, en lugar de servirme el café en el vaso de cristal recién fregado, cojo una taza, cuando estoy comiendo me limpio con una servilleta de tela en lugar de un trozo de papel de cocina y he sustituido las chanclas por unas alpargatas.
Incluso he empezado a hacer la cama en cuanto despierto en lugar de estirarla justo antes de dormir. Y no sé cómo he podido vivir hasta ahora sin hacer la cama. Qué desorden. ¡Podría haberme atropellado un coche, haberme muerto, y dejado la cama deshecha! Menudo epitafio: muere otro que no sabía hacerse ni la cama. Menos mal que lo he cambiado a tiempo. Uno sale de casa con otro ánimo dejando la cama hecha, como si saliese de misa confesado y comulgado. Ya da igual lo que te pase, que tú dejaste la cama hecha como buen ciudadano.
Si somos incapaces de hacer la cama al despertar, ¿cómo demonios vamos a encarar las tareas tediosas y dificultosas de verdad? ¿Si no te sabes ni vestir acorde al día y la situación cómo te atreverás a ofrecer consejo a los demás? Un señor siempre cuida los detalles, y yo ya estoy listo para ser uno de ellos. Un señor con su silla.
Querido lector, he estado mucho tiempo sin publicar nada nuevo por aquí: he estado ocupado realizando cambios en mi vida más allá de comprarme una silla. Pero ya he vuelto, y a partir de ahora publicaré todos los jueves una columna y una selección de cosas que me han interesado durante la semana los domingos donde hablaré de libros, películas, ropa y música.
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Qué bien que hayas vuelto. Me ha encantado este tono veraniego y ácido. Querremos conocer al nuevo trono de la familia.
Por favor, si no te compras tú la silla y las alpargatas te las compro yo. Son muy necesarias. De todas formas, era algo inminente que esto llegase a ocurrir. Siempre has sido viejito cascarrabias atrapado en un cuerpo joven <3